Paolina Bonaparte
Gracias a su matrimonio con Camillo Borghese, celebrado en París en 1803, Paolina fue la única de las hermanas de Napoleón que podía ostentar el rango de princesa romana. Sin embargo, durante el imperio, ella prefirió vivir en París, alternando con estancias en Turín cerca de su marido, que ocupaba el cargo de Gobernador de Piamonte otorgado por el emperador. Por todo ello, pasaba poco tiempo en la espléndida residencia romana de palacio Borghese, en cuya habitación nupcial se conservaba el famoso retrato de Paolina realizado por Canova.
Sólo tras la caída de Napoleón, en 1815, la princesa se mudó definitivamente a Roma, pero vivió prácticamente separada del marido, en su apartamento de palacio Borghese. En 1816, quiso comprar para sí misma la villa de Porta Pia, que antes perteneció al cardenal Silvio Valenti Gonzaga. Entonces el edificio fue reformado según la moda del momento, en particular, los interiores. Así, en la planta baja se decoró una sala con estilo egipcio, con paisajes del Nilo y templos que recordaban la campaña napoleónica en Egipto; también se remonta a esta época la reordenación del jardín a la inglesa y un gran parterre encerrado románticamente por las Murallas Aurelianas. El Casino, con una sobria arquitectura clásica, tiene la fachada principal, la que da a via XX Settembre, enriquecida con un pórtico de seis columnas dóricas binarias de travertino que forman una entrada monumental. No se descarta que en estas reformas participara el Canina, arquitecto de la casa Borghese. La princesa hubiera querido bautizar su nueva propiedad como villa Bonaparte, pero su madre Letizia lo desaconsejó por motivos de conveniencia y, ahora, la villa se conoce con el nombre de villa Paolina y es sede de la Embajada de Francia ante la Santa Sede.
Su hospitalidad era considerable, hasta el punto de que Lady Morgan, una célebre viajera inglesa y gran admiradora de los Bonaparte, escribió: «De todas las villas que posee la familia Borghese sólo una es habitable, sólo una disfruta del tino inglés, la elegancia francesa y el gusto italiano, unidos de la forma más feliz: se trata de la villa Paolina Bonaparte Borghese, decorada, amueblada y restaurada por la Princesa».